Programación y formación integral para el desarrollo de la primera infancia
La prevención comienza con intervenciones durante el embarazo, la infancia temprana y la niñez. Las experiencias vividas en la primera infancia y la niñez moldean profundamente el desarrollo cerebral y la trayectoria de toda la vida, incluida la capacidad de resiliencia de una persona ante las experiencias adversas y traumáticas. En la primera infancia también se establece la maravillosa capacidad humana de sentir una profunda empatía, que es un mecanismo de salvaguardia incorporado que, cuando está bien desarrollado, reduce drásticamente el potencial humano para todo tipo de violencia. Así pues, las intervenciones preliminares durante la primera infancia reducen la propensión a la violencia y aumentan la resiliencia ante la adversidad. A gran escala, estas intervenciones tienen el potencial de alterar radicalmente los patrones relacionales de toda la sociedad.
Trabajamos con gobiernos, sistemas de salud, comunidades y familias para poner en práctica programas de desarrollo de la primera infancia que comienzan con la formación intencionada por parte de los padres de representaciones mentales positivas de su hija o hijo en desarrollo.
Programación y formación integral para el desarrollo de la primera infancia
La prevención comienza con intervenciones durante el embarazo, la infancia temprana y la niñez. Las experiencias vividas en la primera infancia y la niñez moldean profundamente el desarrollo cerebral y la trayectoria de toda la vida, incluida la capacidad de resiliencia de una persona ante las experiencias adversas y traumáticas. En la primera infancia también se establece la maravillosa capacidad humana de sentir una profunda empatía, que es un mecanismo de salvaguardia incorporado que, cuando está bien desarrollado, reduce drásticamente el potencial humano para todo tipo de violencia. Así pues, las intervenciones preliminares durante la primera infancia reducen la propensión a la violencia y aumentan la resiliencia ante la adversidad. A gran escala, estas intervenciones tienen el potencial de alterar radicalmente los patrones relacionales de toda la sociedad.
Trabajamos con gobiernos, sistemas de salud, comunidades y familias para poner en práctica programas de desarrollo de la primera infancia que comienzan con la formación intencionada por parte de los padres de representaciones mentales positivas de su hija o hijo en desarrollo.
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La prevención comienza con intervenciones durante el embarazo, la infancia temprana y la niñez. Las experiencias vividas en la primera infancia y la niñez moldean profundamente el desarrollo cerebral y la trayectoria de toda la vida, incluida la capacidad de resiliencia de una persona ante las experiencias adversas y traumáticas. En la primera infancia también se establece la maravillosa capacidad humana de sentir una profunda empatía, que es un mecanismo de salvaguardia incorporado que, cuando está bien desarrollado, reduce drásticamente el potencial humano para todo tipo de violencia. Así pues, las intervenciones preliminares durante la primera infancia reducen la propensión a la violencia y aumentan la resiliencia ante la adversidad. A gran escala, estas intervenciones tienen el potencial de alterar radicalmente los patrones relacionales de toda la sociedad.
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La prevención comienza con intervenciones durante el embarazo, la infancia temprana y la niñez. Las experiencias vividas en la primera infancia y la niñez moldean profundamente el desarrollo cerebral y la trayectoria de toda la vida, incluida la capacidad de resiliencia de una persona ante las experiencias adversas y traumáticas. En la primera infancia también se establece la maravillosa capacidad humana de sentir una profunda empatía, que es un mecanismo de salvaguardia incorporado que, cuando está bien desarrollado, reduce drásticamente el potencial humano para todo tipo de violencia. Así pues, las intervenciones preliminares durante la primera infancia reducen la propensión a la violencia y aumentan la resiliencia ante la adversidad. A gran escala, estas intervenciones tienen el potencial de alterar radicalmente los patrones relacionales de toda la sociedad.
Trabajamos con gobiernos, sistemas de salud, comunidades y familias para poner en práctica programas de desarrollo de la primera infancia que comienzan con la formación intencionada por parte de los padres de representaciones mentales positivas de su hija o hijo en desarrollo.